Inteligencia artificial y open finance redefinen las finanzas
Durante los últimos 5 años, la brecha tecnológica entre los bancos y el ecosistema fintech se achicó. Hoy las principales entidades compiten de igual a igual con las fintech tanto en experiencia, interoperabilidad como en operaciones 7×24. De esta manera, la verdadera frontera no se reduce al clásico contrapunto “banco vs. fintech”, sino en quién logra la mejor integración entre tecnología, cumplimiento y confianza. En este marco, la inteligencia artificial y el open finance son el salto que redefine las finanzas
El proceso de transformación tecnológica fue tomando mayor profundidad para satisfacer las demandas de usuarios cada vez más exigentes en inmediatez y transparencia. Sin lugar a dudas, la pandemia fue un punto de inflexión. Obligó a las entidades tradicionales a acelerar su digitalización, romper estructuras rígidas y adoptar la mentalidad ágil del ecosistema fintech. Hoy los grandes bancos argentinos incorporan infraestructura tecnológica comparable a la de las startups más avanzadas.
En paralelo, el sistema financiero atraviesa una redefinición continua. La innovación crea oportunidades, pero también nuevos riesgos. Fraude, lavado de activos, suplantación de identidad, manipulación de datos. Por eso, la clave no está solo en digitalizar, sino en hacerlo con control.
Y en este contexto, la próxima revolución comienza a vislumbrarse: el open finance y la Inteligencia artificial. El open finance es un modelo que amplía el antiguo open banking. Ya no se trata sólo del intercambio de datos entre bancos, sino de un ecosistema en el que también participan fintechs, exchanges y nuevos proveedores de servicios financieros. El eje del cambio es profundo: los datos pertenecen al usuario, no a las instituciones. Será cada persona quien decida qué tipo de información y a quién compartir su historial para acceder a mejores productos, tasas y condiciones.
Este giro obliga a establecer estándares tecnológicos sólidos, políticas claras de consentimiento. Y una regulación moderna que garantice protección, trazabilidad y responsabilidad compartida. Asimismo, se debe pensar en un modelo de finanzas abiertas que genere los incentivos correctos a la industria. Para que pueda implementarse de manera exitosa, alcanzando niveles inéditos de eficiencia e inclusión financiera.
En este marco, todas las soluciones basadas en inteligencia artificial que permitan monitorear operaciones y comportamientos en tiempo real serán la clave. La IA es un “game changer” que permite asistir a las entidades en la toma de decisiones. Reduciendo costos y aumentando la eficiencia en el cumplimiento normativo. Al mismo tiempo, amplifica la capacidad humana: procesa, detecta y alerta. Pero la prudencia y el juicio siguen siendo humanos.
En prevención de lavado de activos, la velocidad sin criterio puede ser tan peligrosa como la lentitud. Por eso es fundamental combinar tecnología con equipos preparados, procesos bien medidos y supervisión constante. La IA acelera, el profesional interpreta.
El horizonte que asoma va más allá: open data. La interoperabilidad de información podría alcanzar incluso a sectores como salud o seguros, permitiendo a los usuarios controlar integralmente sus datos. Ese futuro inmediato será virtuoso con marcos legales robustos y reguladores capacitados para supervisar entornos digitales complejos.
La convergencia entre banca, fintech y cripto no es una amenaza: es una oportunidad para construir un sistema financiero más ágil, competitivo y confiable. La interoperabilidad y el intercambio de datos requieren de adecuados entornos regulatorios que protejan al usuario y resguarden la integridad financiera del sistema.
Por Agustín Pesce, director ejecutivo de Guardline

