Empresas ganaderas casi duplicaron su deuda en 2024

Empresas ganaderas casi duplicaron su deuda en 2024

Las empresas ganaderas casi duplicaron el nivel de endeudamiento, al pasar de un saldo de US$ 457 millones a fines de diciembre de 2023 a US$ 852 millones a fines de 2024. Sin embargo, medido en dólares, el monto total adeudado a fines de 2024 se encuentra ligeramente por debajo del promedio de la serie (2007-2024).

El año que mayor endeudamiento registró el sector fue 2017, con US$ 1.406 millones. Mientras que el 2007 fue el que registró el menor nivel de endeudamiento, con un saldo final de US$ 378 millones. Así lo indicó el último informe de Rosgan, que elaboró la analista María Julia Aiassa sobre financiación bancaria del sector ganadero.

Sobre el total adeudado a fines de 2024, el 22% corresponde a saldos de préstamos en moneda extranjera, unos US$ 184 millones. Mientras que los saldos restantes provienen de préstamos en pesos que, convertidos al tipo de cambio de referencia, equivalen a unos US$ 668 millones.

En efecto, en este último año, se observa una fuerte recuperación del crédito en moneda extranjera, luego de tres a cuatro años de muy baja participación. Durante 2018 y 2019, el sector llegó a registrar un mayor nivel de endeudamiento en moneda extranjera que en moneda local alcanzando el 54% del total.

En el caso particular de las empresas ganaderas, estas estadísticas reflejan una gran parte de la financiación total que ingresa al sector. Puesto que, a diferencia de la agricultura, es muy baja la financiación comercial que recibe por fuera del sector, en relación al capital que invierte.

En este sentido, la mayor inversión que se requiere para iniciar un planteo productivo más o menos intensivo consiste en la compra de la hacienda. Algo que, en la mayoría de los casos termina financiando otro productor, a través de los plazos comerciales que se otorgan al momento de la venta.

Algo distinto sucede en la actividad agrícola, donde el mismo ciclo anual de producción, junto a un sistema de comercialización a plazo sumamente consolidado, le permite al productor conseguir un mayor fondeo externo. No solo de entidades financieras sino también de los mismos proveedores de insumos o, incluso, de fabricantes de maquinarias. A través de los que accede a plazos más largos.

La actividad ganadera logró trabajar apalancando gran parte de la compra de hacienda a través de esta autofinanciación. Que logra encadenar entre los distintos eslabones de producción desde la cría a la faena. Pero lo cierto es que, muchas veces cuando lo que se intenta es retener vientres o extender los ciclos de invernada o engorde, ni los plazos comerciales, ni los costos de esa financiación resultan adecuados para esos fines.

En definitiva, esta escasez de instrumentos financieros con los que, en general, tuvo que trabajar el sector a lo largo de los años termina reflejándose en el estancamiento en el que ingresó la actividad. Tanto en términos de cantidad de cabezas en stock como de kilos de carne producidos.

En los períodos en los que el sector recibió un mayor nivel de financiación, se redujo ligeramente el nivel de extracción de animales del stock nacional. Aunque sin llegar nunca hasta entonces a plasmar una reducción lo suficientemente significativa. Como para lograr una recomposición plena y posterior expansión del stock.

Lógicamente, a mayor nivel de extracción, es de esperar un crecimiento en la producción de carne durante ese año. Del mismo modo en años en los que crece la producción, el sector tiende a reducir su nivel de endeudamiento. Mientras que, en años en los que la producción baja, sus pasivos tienden a crecer. Aunque sin llegar a asociar plenamente ambas variables dada la coexistencia de otros factores que afectan este comportamiento.

En 2024, las empresas ganaderas expandieron su pasivo en US$ 395 millones. Lo que equivale a un crecimiento del 86% en nivel de endeudamiento. Parte de estos fondos, indefectiblemente, están asociados a los menores ingresos que generaron las empresas. Dado la menor producción y el aumento de costos que debieron enfrentar. No solo por factores macroeconómicos sino fundamentalmente climáticos. Sin embargo, parte de esta expansión de los pasivos ganaderos también puede estar orientada a financiar la retención de hacienda o, incluso, a nuevas explotaciones. Será este un punto a responder en los próximos meses, a la luz de los indicadores que termine reflejando la actividad.

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