Empresas familiares: transformarse sin perder los valores

Empresas familiares: transformarse sin perder los valores

Las empresas familiares, columna vertebral de las economías a nivel mundial, enfrentan hoy el desafío de crecer y profesionalizarse. Pero sin perder aquello que las hace únicas: sus valores y propósito. Así lo refleja el Informe Global de Empresas Familiares 2025. Crecimiento estratégico a través de valores y propósito. Lo elaboró KPMG Internacional en colaboración con STEP Project Global Consortium. Encuestó a 2.683 compañías de 80 países con un promedio de antigüedad de 42 años.

El estudio revela que la sostenibilidad, la innovación y la gobernanza ya no son aspectos periféricos, sino imperativos estratégicos. También destaca que la transición generacional, el acceso a capital externo y la gestión profesionalizada de las empresas familiares se posicionan como ejes centrales. Para asegurar la continuidad de estas organizaciones, que representan una porción significativa del PBI y del empleo global.

Como indicó, el 60% de los encuestados admitió haber realizado operaciones de fusiones y adquisiciones. Especialmente con otras empresas familiares, en busca de expansión y diversificación. Sin embargo, lejos de centrarse únicamente en el rendimiento financiero, el crecimiento se entiende como un proceso más amplio. Fortalecer la resiliencia, transmitir el legado y contribuir a un futuro sostenible**.

En Europa, las inversiones se concentran en tecnologías limpias y energía renovable. Mientras que en América se priorizan iniciativas vinculadas al bienestar de los empleados.

“En una empresa familiar, para lograr el crecimiento esperado se requiere prestar especial atención al rendimiento financiero. También a la sostenibilidad intergeneracional y la voluntad de evolución a través de una inversión estratégica”. Así lo afirmó Emiliano Martin, socio líder de KPMG Private Enterprise en Argentina.

Por su parte, Robyn Langsford, líder global de KPMG Private Enterprise, subrayó que estas organizaciones ya no ven el éxito únicamente como un tema de sucesión. Sino como “una transición significativa del capital y del propósito entre generaciones”.

Uno de los hallazgos más relevantes es la evolución en los modelos de gestión. Del liderazgo fundador hacia estructuras más profesionalizadas que separan los roles familiares de los empresariales. Este cambio implica consejos de administración más sólidos, incorporación de gerentes externos y normas claras para la participación en los órganos familiares.

La gobernanza efectiva se destaca como un factor crítico. La existencia de directorios formales, con representación independiente, mejora el rendimiento y la sostenibilidad de largo plazo. Al mismo tiempo, se fortalece la figura de las empresas familiares, que gestionan el patrimonio y la inversión bajo criterios alineados con los valores familiares.

El informe de KPMG enumera nueve acciones estratégicas para que las empresas familiares logren consolidarse en un entorno altamente competitivo:

1. Diversificar ingresos explorando nuevos mercados, productos o servicios.

2. Fortalecer procesos financieros con controles sólidos y gestión transparente.

3. Fidelizar clientes capitalizando el legado familiar y mejorando la experiencia.

4. Separar roles familiares y empresariales, incorporando líderes externos.

5. Fomentar la innovación con inversión en I+D, digitalización e inteligencia artificial.

6. Desarrollar y retener empleo, con foco en la próxima generación y en empleados calificados.

7. Planificar la sucesión con anticipación y programas de desarrollo de liderazgo.

8. Alinear estrategia y visión a largo plazo con el plan de propiedad familiar.

9. Ampliar redes y alianzas estratégicas para crecer en nuevos mercados.

En un mundo signado por cambios tecnológicos vertiginosos, demandas ambientales crecientes y transformaciones sociales, las empresas familiares se enfrentan a una redefinición del concepto de éxito. Hoy, el crecimiento implica tanto la rentabilidad como la capacidad de adaptarse, generar impacto positivo y sostener un propósito compartido.

La investigación de KPMG concluye que la fortaleza de estas organizaciones radica precisamente en su visión de largo plazo. Así como su responsabilidad con la comunidad y su capacidad de integrar valores familiares con estrategias empresariales. Ese equilibrio, cada vez más demandante, se presenta como el verdadero motor que permitirá a las empresas familiares continuar siendo actores centrales de la economía global.

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