El nivel de faena en abril aumentó más de lo esperado
Abril sorprendió con un nivel de faena superior al que se esperaba, tras un inicio de año con una tendencia a moderar el nivel de actividad. Sin embargo abril volvió a marcar un incremento en la cantidad de animales faenados de más del 4% respecto a un año atrás. Alcanzando así un total de 1.121.173 vacunos sacrificados en el mes, precisó María Julia Aiassa, analista de Rosgan.
En el transcurso del primer cuatrimestre, el total faenado alcanzó los 4.327.486 de cabezas, prácticamente sin cambios respecto de un año atrás. Cuando hasta el mes pasado se lograba acumular una reducción de más de 2 puntos porcentuales.
Este quiebre de tendencia no es menor si se considera que el año pasado, con un nivel de faena anual de casi 14 millones de animales, se perdió más de 1 millón de cabezas de stock. Y un año antes, en 2023, con 14,5 millones de animales faenados, la caída del stock fue de casi 1,5 millón de cabezas.
Sin embargo, la sorpresa no se genera tanto por la magnitud del cambio, el cuál aun es incipiente para extrapolarlo a lo que podría ser el recorrido de todo un año. Sino por las condiciones bajo las cuales se produce este aumento.
En este sentido, tanto desde lo climático como desde el plano económico, podríamos esperar un comportamiento mucho más proclive a la retención de hacienda. O al menos, a una estabilización de los niveles de extracción. Frente a un escenario mucho más estabilizado y valores sumamente atractivos para la actividad,
En números generales, el nivel de faena de “equilibrio” se encuentra íntimamente asociado a la tasa de procreo y destete de cada año. Por supuesto, asumiendo condiciones normales en cuanto a la mortandad natural de animales. Por lo tanto, sabiendo que este año la cantidad de terneros y terneras logrados fue de 14,6 millones de cabezas, la faena o extracción que admitiría el rodeo nacional no debería exceder los 13,8 a 14 millones de cabezas. A menos que se logre crecer significativamente en producción de terneros.
A este ritmo, se estarían excediendo en 4 puntos porcentuales dicho nivel. Desde el punto de vista climático, no debería generarse una fuerte necesidad de descarga de los campos durante los próximos meses. Más allá de lo que naturalmente sucede todos los años. En el caso de las vacas, recién a partir de este mes de mayo se vería una mayor salida de este tipo de hacienda. Para intensificarse durante junio, julio y agosto.
Hasta el momento, en este primer cuarto del año, la cantidad de vacas que se están enviando a faena cae un 13% respecto del año pasado. Sin embargo, la cantidad de vientres jóvenes que se están faenando es lo que precisamente sorprende frente al contexto. De enero a abril, se enviaron a faena cerca de 1,3 millones de vaquillonas, un 7% más que en igual período de 2024. Cuando todo el año se alcanzó un récord de 4 millones de cabezas faenadas y, consecuentemente, se perdieron del stock unas 185 mil cabezas.
En hembras, esa tasa de extracción de equilibrio, es decir, el nivel de faena que mantiene sin cambios el stock general, es algo más complejo de medir. Dado que depende no solo de la cantidad de terneras que nacen en un año sino también del porcentaje de reposición con el que se trabaje. Esto es la cantidad de hembras que se reservan para reemplazar futuros vientres.
Pero, en definitiva, si en los últimos dos años la cantidad de terneras no varió, ese primer eslabón de reposición ya indica que la extracción de vaquillonas para carne no debería seguir creciendo. Por el contrario, debería bajar respecto de los dos últimos años para evitar nuevas pérdidas del stock.
Lo mismo sucede con los machos, con la simplicidad de que prácticamente todo el stock termina en un ciclo de engorde y faena. Excepto una muy pequeña proporción de machos enteros que se reservan con destino a reproducción. En este caso, el dato a observar es la edad de faena y el peso promedio de esos animales. Dado que cuanto mas kilos se logren por animal sacrificado, mayor es la eficiencia productiva del stock.
Al igual que las hembras, en números generales la cantidad de machos que se faenaron en los primeros cuatro meses prácticamente no presenta cambios en relación al año anterior. Sin embargo, la faena de novillos, 357 mil cabezas, crece un 10% interanual. Pero, contrariamente a lo deseable, el mayor crecimiento se da en novillos más jóvenes y livianos. Algo que no termina de alinearse con los patrones que demandaría un ciclo expansivo de producción. Máxime en un año donde la estabilidad económica y la oferta forrajera lo permitirían.
Por otra parte, en términos económicos, los valores actuales de la hacienda también favorecen a un proceso de retención. Hoy, el criador, vendiendo la misma cantidad de terneros obtiene en dólares, entre un 25% y 30% más que el año pasado. Y vendiendo la misma cantidad de vacas vacías, obtendría ingresos por un 20% más. Del mismo modo, el invernador o engordador, vendiendo la misma cantidad de animales para faena, obtiene este año un 12% más en dólares por sus novillitos. Así como un 17% más si vende novillos y 18% por sobre el año pasado si lo que vende es vaquillonas.
La pregunta entonces es qué está sucediendo dentro de la estructura de la empresa ganadera. Porque con buen clima, un contexto macroeconómico mucho más ordenado y previsible sumado a los muy buenos valores que ofrece la hacienda, no se está pudiendo visualizar el inicio definitivo de la tan esperada fase de retención.

