El mercado ve recién para 2026 el efecto de la baja de retenciones
El mercado evaluó el impacto fiscal que tendrá la reducción de las retenciones que se anunciaron el fin de semana. Y consideró que el alcance de la medida en ese plano será “acotado”, debido a que la mayor parte de la cosecha ya se liquidó.
El último sábado, el presidente Javier Milei anunció en la Expo Rural la reducción permanente de las retenciones a las exportaciones de granos. Las alícuotas vuelven a los niveles de junio. Así la soja baja de 33% a 26%, los subproductos de soja de 31% a 24,5%, el girasol de 7,5% a 5%, el maíz de 12% a 9,5% y el sorgo de 12% a 9,5%. También anunció una baja permanente en las retenciones a las exportaciones de carne vacuna y aviar, de 6,75% a 5%.
“Estas medidas deberían tener un impacto fiscal acotado este año, ya que la mayor parte de la cosecha se vendió antes, durante el período en el que ya regía la baja temporal. El anuncio llega un mes después de que venciera esa medida transitoria (vigente entre febrero y junio) y tras un julio marcado por presiones cambiarias. Con el tipo de cambio subiendo 7% en lo que va del mes”. Así lo remarcó un análisis de Max Capital.
“El objetivo parecería ser extender el período de liquidación de la cosecha para aliviar tensiones cambiarias y aumentar la producción de cara al próximo año. En la práctica, quien no liquidó antes del 30 de junio difícilmente tenga ahora apuro por hacerlo, lo que podría limitar su efecto cambiario. Pero la noticia es positiva hacia adelante: reduce la presión impositiva y permite un mayor nivel de producción. En términos anuales, el costo de las medidas rondaría un 0,2% del PBI”.
Por su parte, desde PPI consideraron que “el timing de la medida fue clave por dos motivos. En primer lugar, dará aire en los márgenes del sector que, en zonas alejadas de la zona núcleo, a comprimieron tanto hasta volverse negativo. Dado esto, podría tener un impacto positivo en las decisiones de siembra temprana y tardía para la campaña 2025/2026 de los cultivos de la gruesa (soja y maíz). Ya que todavía no arrancó la siembra temprana ni tardía. Así, podría pensarse en una producción, al menos en el margen, más alta en la campaña que viene”.
“En segundo lugar, la suba del tipo de cambio efectivo podría provocar ventas de granos y oleaginosas acopiados por parte de los productores. Lo que se traduciría en mayores exportaciones, aunque no queda claro que el efecto neto en el mercado de cambios sea positivo. Al tratarse, en buena medida, de personas humanas, los pesos recibidos por la eventual venta podrían transformarse en demanda de dólares en el mercado oficial (FAE). Por ende, todo dependerá del nivel de tasa de interés en pesos”.
“En simultáneo, la suba de los precios en el mercado local (productor vender a exportador) provocaría presión en los precios de los alimentos (peso de 25,6% en el IPC a junio). La baja permanente de retenciones tendrá un impacto fiscal anual de alrededor de 0,2% del PBI. Lo que no pondría en riesgo la piedra angular del programa económico. La gradualidad en la reducción se debe al compromiso con el FMI de alcanzar un superávit de 2,2% del PBI en 2026. Dada la carga de intereses estimada de 2,2%, daría un resultado financiero de cero. Si bien la medida no tiene un efecto macro de cortísimo plazo, creemos que es una señal de ordenamiento macro en el sentido correcto. Y sólo el preludio de las reformas estructurales que vendrían luego de las elecciones legislativas”.

