El consumo masivo busca operar con menos niveles
En medio de un escenario económico de márgenes comprimidos y creciente presión por los resultados, las empresas del sector de consumo masivo están acelerando un proceso profundo de transformación organizacional. El objetivo es claro: optimizar costos, mejorar la eficiencia y ganar capacidad táctica frente a un entorno cada vez más volátil.
La tendencia más visible es la eliminación de capas intermedias de gestión, especialmente en algunas áreas como marketing, comercial y planificación. Esto incluye la reducción o eliminación de roles regionales y gerencias agrupadas. Que históricamente funcionaban como puentes entre las decisiones corporativas globales y su ejecución en los mercados locales.
Lo que estamos viendo es una búsqueda decidida por parte de las compañías de consumo masivo de una mayor agilidad operativa. Las estructuras se están achatando para permitir decisiones más rápidas, con menos intermediarios y con mayor foco en la ejecución local.
En este proceso, áreas como marketing están viviendo un rediseño particularmente significativo. Algunas compañías decidieron prescindir del rol de “grouper” o líder intermedio entre los gerentes de marca y la dirección. Esto implica que los responsables de marca ganan protagonismo, acceden de manera más directa a la alta gerencia y tienen mayor capacidad de decisión.
Estamos asistiendo a un cambio de paradigma. Hoy el gerente de marca, por ejemplo, ya no es un eslabón más de la cadena. Sino alguien con poder real para ejecutar con velocidad. Es una transformación que no solo busca eficiencia, sino también mayor responsabilidad y cercanía con el negocio.
En paralelo, los cargos regionales, que antes articulaban la relación entre las oficinas globales y los mercados locales, están perdiendo protagonismo. En muchos casos, sus funciones las están asumiendo directamente equipos locales, que operan con horizontes más tácticos. Y velan por la ejecución en cada punto de venta, trabajando con la mirada puesta en el mercado.
Este nuevo esquema no solo responde a una lógica de ahorro, sino a una necesidad de operar con mayor flexibilidad y velocidad. Ante consumidores más cambiantes y canales de venta cada vez más dinámicos.
Las organizaciones están dejando de pensar únicamente en términos estratégicos de largo plazo para enfocarse en cómo ejecutan con excelencia cada semana. Y eso requiere estructuras más simples y líderes con más autonomía y poder de decisión directa.
Esta transformación continuará profundizándose, especialmente en industrias donde el contacto con el consumidor es inmediato y los márgenes, muy ajustados. Las compañías que logren adaptarse más rápido a este modelo operativo estarán mejor posicionadas para sostener su rentabilidad en un entorno altamente competitivo.
Por Federico Carrera, cofundador y director de Operaciones de High Flow

