El colchón tiene mucho menos dólares
El colchón debajo del cual los argentinos guardan los dólares que el Gobierno aspira a insertar en la economía local, no es tan grande como se dice. Así concluyó un análisis del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano. Sería mucho menos que los US$ 400.000 o US$ 200.000 que estimó el Gobierno. La verdadera cifra que se guarda debajo del colchón en el país serían US$ 100.000 millones.
El gobierno anunció una serie de medidas para alentar el uso de aquellos dólares que la población mantiene fuera del sistema financiero argentino. El primer mandatario, Javier Milei, estimó que se trata de un monto entre US$ 200.000 y US$ 400.000 millones.
El Indec estima periódicamente los activos propiedad de argentinos en el exterior. El último dato, de fines de 2024, indicaba un total de US$ 455.000 millones. Pero en esa suma se incluyen los activos del Banco Central y del gobierno nacional que totalizaban unos US$ 42.000 millones. Y que, obviamente, no están en el “colchón”. Esto nos acerca al límite superior del cálculo del Presidente: son US$ 413.000 millones, indicó el CENE que dirige el economista Víctor Beker.
Sin embargo, en este total se computan activos de muy baja liquidez como son las inversiones directas y las inversiones de cartera. Es decir, dólares que los argentinos utilizaron para invertir en empresas y en inmuebles o en títulos de deuda o acciones en el exterior. Sumaban a fines de 2024 unos US$ 155.000 millones. Tampoco califican para considerarse parte de lo acumulado en el “colchón”. Quedan así unos US$ 258.000 millones. Sin embargo, ello incluye depósitos en entidades financieras del exterior que el Indec estima en US$ 13.000 millones. Y que difícilmente sean candidatos a una repatriación.
Queda así un monto máximo de US$ 245.000 millones que tendrían los argentinos en sus domicilios. En cajas fuertes, en cajas de seguridad o en cuentas offshore. De ellos, se estima que hay unos US$ 100.000 millones en billetes físicos dentro del país, que serían los famosos dólares del colchón que el gobierno aspira a poner en circulación.
Si el Gobierno tuviera éxito en lograr que los dólares del colchón ingresen al circuito formal de la economía, habría atacado uno de los problemas centrales de la economía argentina. En efecto, la raíz de los problemas que presenta la economía argentina reside en que los argentinos consumen en el país pero ahorran en el exterior. Buena parte del ahorro –o sea, la parte del ingreso que no se destina al consumo- fluye al exterior. Propiedades inmobiliarias en Punta del Este y Miami, cuentas bancarias en Uruguay, Estados Unidos y Suiza, campos en Uruguay, Bolivia y Paraguay resultaron, en distintas épocas, el destino del ahorro argentino.
Ello significa que el mismo se destina a incrementar la inversión en aquellos países en desmedro de la acumulación de capital en la Argentina. En buena parte del mundo, los ahorros se realizan en la moneda del país. Además, se depositan en el sistema financiero o se invierten en el mercado de capitales y se canalizan para la inversión productiva. Mientras no se logre revertir esta situación difícilmente el país pueda crecer de manera sostenida porque para ello es decisivo contar con fondos para la inversión reproductiva.
En la Argentina, al convertirse en dólares, los ahorros se envían al exterior o quedan en el “colchón”, sustrayéndolos del circuito económico local. El Gobierno anunció la intención de implementar medidas que alienten a que el ahorro se vuelque en el interior del país en una suerte de blanqueo a tasa cero.
Con tal propósito, se procura achicar la brecha que existe entre la normativa de Argentina y la de países que, como Panamá, aseguran la confidencialidad de la información financiera, atrayendo capitales de otros países. Se busca así frenar la permanente fuga de capitales ofreciendo condiciones algo más cercanas a los llamados paraísos fiscales.

