Distribución del ingreso en el segundo trimestre mejoró pero persisten fuertes brechas
La distribución del ingreso en el segundo trimestre de este año mostró una leve mejora, aunque las diferencias entre los distintos estratos sociales siguen siendo significativas. Así lo indicó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) que publicó los resultados de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH).
Por su parte, el coeficiente de Gini, indicador que mide la desigualdad en la distribución del ingreso per cápita familiar, se ubicó en 0,424 en el segundo trimestre. Por debajo del 0,436 que se registró en igual período de 2024. Y también menor al 0,430 del trimestre anterior. Esto implica una reducción de la desigualdad en la comparación interanual. Sin embargo, la brecha entre los ingresos del decil más alto y el más bajo continúa siendo elevada. El 10% más rico gana 13 veces más que el 10% más pobre.
Del total de la población (29,9 millones de personas), el 61,8% percibió ingresos, con un promedio de $ 879.285 mensuales. Los varones registraron un ingreso medio de $ 1.033.742 frente a los $ 728.991 de las mujeres, lo que refleja una brecha de género superior al 27% en la ocupación principal. Por estratos, el ingreso medio fue de $ 300.990 en el grupo bajo (deciles 1 a 4), $ 804.370 en el medio (deciles 5 a 8) y $ 2.185.949 en el alto (deciles 9 y 10).
El ingreso promedio de la población ocupada alcanzó los $ 919.560 con una mediana de $ 700.000. Lo que significa que la mitad de los trabajadores percibió menos de esa cifra. El 40% de los ocupados (deciles 1 a 4) promedió apenas $ 318.626 mientras que los deciles 9 y 10 superaron los $ 2,2 millones.
Dentro del universo asalariado (9,4 millones de personas), el ingreso promedio fue de $ 924.872. Aquellos con descuento jubilatorio percibieron en promedio $ 1.133.377 mensuales, mientras que quienes no cuentan con aportes alcanzaron los $ 565.625. En ambos casos se verificaron aumentos interanuales significativos, aunque sobre bases desiguales.
En cuanto a los hogares, los ingresos laborales representaron el 78,4% del total. Mientras que los no laborales (jubilaciones, pensiones, subsidios, entre otros) aportaron el 21,6%. En los sectores más vulnerables, el peso de los ingresos no laborales fue muy superior. En el primer decil, estos representaron 71,4% del ingreso familiar.
El ingreso per cápita promedio de los hogares se situó en $ 537.024 con una mediana de $ 392.000. El 20% de la población con menores ingresos no alcanza los $ 203.116 mensuales. Mientras que en el extremo opuesto, el 10% de mayores ingresos promedió $ 1.295.833.
El informe también señaló que por cada 100 personas ocupadas hubo 124 no ocupadas, y por cada 100 perceptores de ingresos existieron 62 sin ingresos. Esta relación fue mucho más crítica en los hogares del primer decil, donde se contabilizaron 273 no ocupados por cada 100 ocupados.
En comparación con 2024, la distribución del ingreso en el segundo trimestre tuvo una reducción en los indicadores de desigualdad. Tanto en el coeficiente de Gini como en la brecha de ingresos por deciles. Sin embargo, la estructura distributiva continúa mostrando grandes disparidades. Con sectores que dependen fuertemente de ingresos no laborales y con una brecha de género persistente.
Los números del INDEC reflejan que, aunque se verifican mejoras en términos estadísticos, el desafío sigue siendo consolidar un crecimiento inclusivo que reduzca las desigualdades estructurales y mejore el acceso a empleos formales y de calidad.

