Alta volatilidad y tensión en el mercado cripto

Alta volatilidad y tensión en el mercado cripto

El mercado de criptomonedas se encuentra en un momento de alta volatilidad y tensión, con bitcoin experimentando su tercer día consecutivo de caída. Para cotizar entre US$ 104.000 y US$ 106.000. Este retroceso coincide con un colapso en el sentimiento de los inversores. Que se refleja en el Índice de Miedo y Codicia, que descendió a 22-24, marcando su nivel más bajo en los últimos 12 meses. Así lo destacó un análisis de Buenbit.

La caída del sentimiento ocurre en paralelo con salidas significativas en los ETF de bitcoin. Reportaron un total de US$ 536 millones ayer, un fenómeno de ventas institucionales sincronizadas que no se observaba desde su lanzamiento.

Este entorno negativo contrasta fuertemente con la fortaleza del oro, que alcanzó una capitalización de mercado histórica de US$ 30 billones. Socavando así la narrativa de bitcoin como “oro digital” justo en un momento de máxima vulnerabilidad para los inversores. Sin embargo, detrás del pesimismo, los datos on-chain presentan señales que podrían sentar las bases para un repunte sostenido a mediano plazo.

A pesar de la caída del precio de bitcoin en más del 10% durante octubre, las reservas de BTC en exchanges continúan disminuyendo, alcanzando mínimos históricos. Actualmente, solo quedan alrededor de 2,4 millones de BTC en los exchanges, con retiradas acumuladas de más de 200.000 BTC solo en el último mes. Y cerca de 500.000 BTC desde principios de 2025.

El retroceso de bitcoin se exacerbó por tensiones macroeconómicas y geopolíticas. Las fricciones comerciales entre EEUU y China, junto con un cierre parcial del gobierno estadounidense, generaron aversión al riesgo entre los inversores. La amenaza de nuevas tarifas y restricciones comerciales por parte de China, combinada con la incertidumbre sobre la política monetaria de la Fed, limita el apetito de los inversores institucionales.

A esto se suma la alta volatilidad global y la tensión derivada del conflicto entre Rusia y Ucrania. Donde recientes ataques sobre infraestructura energética reforzaron la percepción de riesgo. Afectando la liquidez y la confianza en los activos más volátiles como bitcoin.

La demanda institucional se debilitó esta semana, con salidas de ETF spot de BTC por US$ 864,48 millones hasta ayer. Rompiendo así una racha de entradas registrada desde principios de octubre. Este desapalancamiento, sin embargo, puede interpretarse como saludable, ya que reduce riesgos de squeezes largos y prepara al mercado para un rebote más sólido a mediano plazo.

Bitcoin enfrenta actualmente resistencia técnica en la EMA de 50 días (US$ 114.822) y cotiza por debajo de la EMA de 200 días (US$ 108.070). Si el precio no logra sostenerse, podría retroceder hacia el mínimo reciente de US$ 102.000. Los indicadores técnicos, como el RSI en 39 y el MACD muestran un cruce bajista vigente, respaldan un momentum bajista a corto plazo. Sin embargo, la acumulación y la contracción de reservas sugieren que cualquier corrección podría convertirse en una ventana de compra estratégica para inversores de mediano plazo.

Por su parte, ethereum continúa su corrección desde la resistencia diaria en US$ 4.232 cotizando alrededor de US$ 3.900. Con indicadores técnicos alineados con la presión bajista. XRP también refleja debilidad, operando por debajo del soporte en US$ 2,35 con riesgo de más caídas hacia US$ 1,96 si no se recupera. En todos los casos, los movimientos de precio reflejan la sincronización del mercado con tendencias macroeconómicas y la liquidación de posiciones apalancadas.

El mercado cripto atraviesa un período de alta volatilidad, tensión y corrección, marcado por la combinación de factores macro, geopolíticos y movimientos de riesgo institucional. Sin embargo, los datos on-chain muestran que los fundamentos a largo plazo permanecen sólidos. La escasez en exchanges, la actividad de ballenas y los volúmenes on-chain sugieren que se está frente a un proceso de acumulación que podría preceder un nuevo impulso alcista.

Para los inversores, esta fase representa un desafío, pero también una oportunidad estratégica de posicionarse antes de un potencial repunte. Siempre considerando la volatilidad y los riesgos del contexto global.

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