Sin bancos y sin subsidios 4.000 inquilinos pasaron a ser propietarios
En Argentina, donde los créditos hipotecarios son una pieza de museo y la inflación parece un deporte nacional, una desarrolladora logró lo que el sistema financiero no pudo. Un trabajador común se convirtió en dueño. Sin bancos, sin subsidios, sin milagros. Solo con un modelo que entiende algo que el sistema olvidó: que ser dueño no es un lujo, es una necesidad.
Hace más de diez años creamos Spazios, una desarrolladora que decidió hacer algo que nadie hacía. Ofrecer financiación a 30 años en pesos, ajustada por el índice CAC, el mismo que mide el costo real de construir. Suena simple, pero fue revolucionario. Mientras los bancos jugaban a lo seguro, nosotros tomamos el riesgo. ¿El resultado? Más de 4.000 dueños reales, familias que dejaron de pagar alquiler para empezar a pagar su casa.
El secreto no fue una fórmula mágica. Fue aplicar sentido común en un país que lo perdió. En vez de esperar que el Estado o los bancos resolvieran el problema de la vivienda, diseñamos un modelo que se adapta a la realidad argentina. Porque el problema no es la falta de dinero, sino la falta de modelos financieros que entiendan cómo vive y gana dinero un argentino común.
Más del 95% de quienes compran con nosotros son usuarios finales, no especuladores. Gente que quiere dejar de alquilar y construir un patrimonio. Cada obra está respaldada por un fideicomiso sólido, con la tierra y la obra como garantía. Certificamos normas ISO 9001 e ISO 14001, y tenemos menos del 15% de morosidad en más de una década. Eso no se compra. Se gana.
Pensemos un ejemplo concreto. Un departamento de US$ 100.000. Con un crédito hipotecario tradicional, inalcanzable. Con nuestro modelo, se puede ingresar con US$ 35.000 de anticipo y cuotas en pesos ajustadas por CAC desde $ 1.150.000 mensuales. Es decir, cuotas similares a un alquiler. La diferencia: el alquiler te deja igual; la cuota te deja dueño.
Este tipo de esquemas prueban algo que repito en mi libro: todos pueden ser dueños. Solo hace falta información, método y esfuerzo. Lo explico en el Triángulo del Dueño: aumentar ingresos, reducir gastos y achicar la Propiedad Puente. Cuando esos tres vértices se acercan, el tiempo para ser dueño se acorta.
Y si algún día vuelven los créditos hipotecarios, no serán competencia, serán aliados. Porque el objetivo no es que gane un sistema u otro, sino que más argentinos tengan techo propio. Cada nuevo dueño no solo cambia su vida: cambia la economía. Deja de ser rehén del alquiler, gana estabilidad, puede proyectar, emprender y heredar.
En un país donde ser dueño parece un sueño lejano, miles ya lo lograron. No con magia. Sin bancos y sin subsidios. Con método, esfuerzo y decisión. Esa es la forma más concreta de ser libre.
Por Juan Manuel Tapiola, autor del libro “Cómo ser dueño en Argentina y no morir en el intento”

