Amenaza de tormenta para la industria frigorífica

Insistimos en que este es y seguirá siendo un año difícil para la industria frigorífica.
Así lo van demostrando los números.
Los precios en dólares de la hacienda son los más altos del cono sur y al mismo tiempo en pesos superan a los promedios históricos.
Esto promueve el interés por la actividad ganadera y tal vez genere el arribo de inversiones.
Aunque todavía se ve cautela en los operadores.
Todo ello es muy bueno que ocurra.
Por otra parte, la industria pasa por penurias porque tiene costos caros.
Como resabios de impuestos especiales como derechos de exportación de 6,75 para la carne que no sea de vacas y todos los impuestos locales como IIBB, más tasas municipales.
Todo ello le resta competitividad al sector.
La baja en el volumen de exportaciones delata que no es rentable el negocio.
Por el lado de China, principal comprador en volumen, además del procedimiento de salvaguardia en curso y del cual participamos encolumnados en la representación liderada por IPCVA, sus precios siguen bajos comparados con el año 2022.
Y son muy bajos si los comparamos con los máximos de 2019.
También es cierto que la oferta de vacas que hubo en el verano pasado, sequia mediante, también es menor.
Los novillos son la figurita difícil de conseguir.
Hace tiempo que pregonamos que es necesario crecer en dicha categoría.
Pero las condiciones económicas y políticas imperantes fueron la principal contra para su desarrollo.
Recién ahora, con baja inflación, aparición de créditos, empieza a ser una alternativa rentable.
Pero como su producción es un hecho también biológico, las condiciones que tiene el negocio se traducirán en los novillos del próximo año.
Conclusión: la oferta es escasa, especialmente de los aptos para cuotas, sus precios por kilo en gancho máximos en dólares.
Mientras tanto baja la competitividad de los exportadores por lo antes señalado.
A la situación del sector exportador debemos adicionar que las condiciones del mercado doméstico no son mucho mejores.
Los costos internos, ordenados o sincerados a través del plan económico, tienen otra gravitación.
La inflación no disimula o encubre las ineficiencias y por otro lado el poder adquisitivo de la gente es un techo para el incremento de precios.
Ante esta brecha entre el valor de compra del ganado y el de venta de la carne, solo queda reducir costos por eficiencia.
Y a eso están abocados los empresarios haciendo reingeniería de procesos, y revisando todos los costos.
Entre ellos, los laborales, energéticos y los de logística se llevan la mayor participación (además de los impuestos y tasas).
Por otra parte, cabe reflexionar sobre la barrera sanitaria que divide al país en dos.
Esta semana hubo una importante Resolución de Senasa que resolvía de manera coherente en función del criterio técnico que tiene el país respecto del tráfico de carnes entre la zona libre de aftosa con vacunación y con la zona libre de aftosa sin vacunación.
Hubo una suspensión por 90 días en su puesta en marcha.
Pero es importante que se entienda que el cambio no pone en riesgo la condición del rodeo patagónico que representa el 3% del total del país.
Y por otro lado el ingreso de cortes con hueso con empaque primario y secundario se demostró científicamente que no implica riesgo algo.
En conclusión, hay buen clima para la ganadería y amenaza de tormenta en un año difícil para la industria frigorífica
Por Daniel Urcia, presidente de Fifra