Foto de Milei y Jorge Macri: acuerdo por los colectivos, temas pendientes y señal para la relación entre el Ejecutivo y los jefes locales
Luego de semanas de tensión sobre la quita de subsidios al transporte de colectivos que opera exclusivamente en la Ciudad de Buenos Aires -y de igual manera a los que lo hacen solo en el GBA-, Javier Milei coronó en la Casa Rosada un trabajado acuerdo con Jorge Macri. Es una señal que descoloca en parte a Axel Kicillof y se suma a los pasos para mejorar la relación con el PRO, aunque sigue pendiente el tema de la coparticipación. Es además una señal hacia los jefes de cada distrito, aún con dudas sobre la reconstrucción de puentes.
El acuerdo alcanzado entre el Ejecutivo nacional y la Ciudad de Buenos Aires está limitado a 31 líneas de colectivos que circulan únicamente en territorio porteño y no corre para empresas cuyos servicios comprenden a CABA y el Gran Buenos Aires. El jefe de gobierno porteño demandaba ese traspaso, que permite un control directo, para hacerse cargo de subsidios que Estado nacional deja de aportar. Por ahora, no habrá aumento de tarifas.
Eso mismo constituyó un gesto para desacomodar al gobernador bonaerense, que recarga su discurso contra la gestión de Milei y agrega otro tema a sus planteos ante la Justicia, pero no logra una respuesta común con las autoridades porteñas.
La reunión en la Casa Rosada entre el Presidente y el jefe de Gobierno de la Ciudad se produjo en el marco de otra tensión mayor: el flujo de fondos de coparticipación correspondientes a la Ciudad, que fueron recortados en la gestión de Alberto Fernández y que no terminan de normalizarse a pesar de la decisión de la Corte Suprema, favorable a la demanda porteña.
El contexto político incluye como dato saliente la serie de encuentros entre Milei y Mauricio Macri, además de las derrotas sufridas por el oficialismo en la Cámara de Diputados y en el Senado. La semana pasada, el Presidente recibió a legisladores de LLA y el PRO, para tratar de frenar las internas en sus propias filas y mejorar la relación con aliados.
El oficialismo necesita además retomar las relaciones con los espacios dialoguistas. Existe malestar entre jefes provinciales de esa franja y también con bloques legislativos como la UCR y Encuentro Federal. Y por esa razón, el encuentro entre Milei y Jorge Macri es observado como un gesto acotado, aunque podría reponer negociaciones más amplias desde el Ejecutivo.
En la Cámara baja, el oficialismo debe trabajar intensamente para garantizar presencia cuando la oposición dura intente rechazar el veto presidencial, es decir, para insistir con la ley de jubilaciones. Llegado el caso, necesitaría una mayoría especial de dos tercios. Y LLA y sus aliados -en primer lugar, el PRO- tendrían que asegurar bancas propias ocupadas: votos o, en el peor escenario, abstenciones en el recinto.
Más complejo es el panorama en el Senado. La semana pasada, el oficialismo logró postergar el tratamiento del DNU de fondos para la SIDE, que fue rechazado en Diputados. Pero es probable que sea abordado sin demoras.
La oposición, con impulso de parte de la UCR y de UxP, busca avanzar además con la votación del proyecto de financiamiento universitario, que rechaza el Gobierno. La iniciativa también cuenta con aprobación de la Cámara baja. Y si es sancionado, podría provocar un nuevo veto.