Los errores financieros que pueden hundir a una pyme

En el mundo empresarial, el cash flow, o flujo de caja, se convierte en un indicador esencial para evaluar la salud económica de una empresa.
Tanto como su capacidad para afrontar compromisos financieros.
Así, la gestión financiera es clave para garantizar el crecimiento y la estabilidad de toda pyme.
Paula Jankowicz, gerente de Administración y Finanzas de Mehcco destacó la importancia de una adecuada gestión de esta herramienta.
Así se pueden optimizar los recursos, evitar problemas de liquidez y planificar estrategias de inversión de manera eficiente.
“Un flujo de caja bien administrado permite cubrir gastos operativos, proyectar crecimiento y enfrentar imprevistos sin comprometer la estabilidad del negocio”.
El cash flow representa la cantidad de dinero que entra y sale de una empresa en un período determinado.
Su correcta administración permite medir la liquidez real de un negocio y tomar decisiones estratégicas con mayor seguridad.
“La variación del valor del dólar impacta directamente en el cash flow de las empresas”.
“Especialmente en aquellas que dependen de insumos importados o manejan precios en moneda extranjera”.
“Por eso, es crucial que las pymes incorporen estrategias de cobertura y ajustes en la planificación financiera”.
“Así pueden minimizar los efectos de las posibles fluctuaciones”, destacó Jankowicz.
La ejecutiva contempló tres tipos principales de cash flow.
Uno es el operativo, generado por las actividades principales de la empresa, como la venta de productos o servicios y el pago de proveedores.
El segundo es el de inversión que incluye entradas y salidas de dinero relacionadas con la compra o venta de activos, maquinaria o inversiones estratégicas.
Y en tercer lugar, el financiero que engloba movimientos derivados de financiamiento.
Como la obtención de préstamos, la emisión de acciones o el pago de dividendos.
Tener un cash flow positivo significa que la empresa genera más dinero del que gasta, lo que indica buena salud financiera.
En cambio, un cash flow negativo puede ser una señal de alerta si se mantiene en el tiempo.
Aunque en algunos casos puede deberse a inversiones estratégicas que generarán beneficios a largo plazo.
“Esta herramienta es la mejor aliada porque nos permite ver las proyecciones de pagos e ingresos”.
Además “hace que no nos quedemos sin fondos y que siempre podamos anticiparnos, a menos que la situación de mercado se modifique”.
Para optimizar la correcta gestión de esta herramienta, Jankowicz recomendó el monitoreo constante, el control de gastos.
También la diversificación de ingresos y una buena planificación financiera para evitar cualquier crisis de liquidez.
“A diferencia de otros momentos donde el mercado fluctuaba con celeridad y los pagos podían demorarse, hoy es algo que funciona bien”.
“Si los clientes dicen que van a pagar a 30 o 60 días, cumplen con los plazos establecidos”, afirmó.